lunes, 26 de abril de 2010

Chile. La carretera austral.

El Chaltén - Los Antiguos - Carretera Austral - Coyhaique - Futaleufú - 1.000km (Total 15.710km)


Ver - El Chaltén - Carretera Austal - Futaleufú - 1.000km en un mapa ampliado


Tras dejar atrás este apacible pueblo de El Chaltén, continué mi ascenso por la cordillera de Los Andes argentinos rumbo al norte.

Mi siguiente parada iba a estar motivada por una recomendacion previa. Cuando viajaba de Puerto Madryn a Ushuaia conocí en el trayecto a un tocayo argentino de la provincia de Santa Cruz (yo no solo me llamo como él, sino que también soy de Santa Cruz...) que no dejó de asegurarme con mirada convincente de que, si tenía oportunidad, no me arrepentiría de visitar el pequeño pueblo de Los Antiguos, ubicado junto a la frontera chilena en la parte norte de la Patagonia. Así que siguiendo el consejo hasta allí me dirigí sin ni siquiera saber qué lugares podía visitar ya que apenas comenté nada más con mi "doble" argentino.

Tras conocer algún lindo mirador y conversar con una mina muy agradable en la información turísitica del pueblo, decidí pasar la frontera para visitar una de las partes más hermosas de Chile: la carretera austral. Una buen tramo de dicha ruta bordea el Lago General Carrera, que en verdad es una enorme extensión de agua dulce que parte a ambos países, y en cuya parte argentina recibe el nombre de Lago Buenos Aires. Su extensión se alarga hasta formar la segunda laguna más grande de esta parte del continente.



Situado entre las inmensas moles de roca que van conformando la cordillera andina, este inmenso lago se fue formando, como en verdad lo hicieron todos los de la zona, tras el prolongado y lento derretimiento de los glaciares que cubrían todo este gigantesco lugar hace muchos siglos.



En el caso del General Carrera, sus constantes bifurcaciones serpentean entre pequeños islotes de enorme belleza bajo la cuenca que delimita su altura. Solo un metro más arriba, ya en la parte terrestre, es la vegetación de la zona la que se encarga de conformar el paisaje para que quien lo avista solo pueda sentir asombro ante estos contrastes. Si se continúa mirando arriba, tras desaparecer esa frondosa vegetación, el color marrón de la roca es el que precede a la nieve que se encarga de colorear las cúspides de estas enormes montañas. Azul acuático, verde vegetal en consante cambio otoñal, marrón tierra, blanco nieve, azul celeste...Abrumador.



A orillas de esta cuenca se asientan varios pueblos muy pequeños que a uno le evocan más un paisaje de valles suizos que a la Patagonia chilena.


En medio de la ruta puedes toparte con decenas de enormes cabezas de ganado, muy bien cuidadas, junto a al arriero que controla su recorrido:


En uno de estos pequeños pueblos, Puerto Guadal, hice noche en una cabaña preciosa que, junto a la vista que se dibujaba afuera para darme los buenos días, me hacían pensar que estaba sumergido en el cuento de un mundo encantado.


Tanta belleza y tanta paz me cautivaron dulcemente. Lo único que interrumpió esta calma fue poder ver el clásico del fútbol español, Real Madrid-Barcelona. El entrenador chileno del Madrid provoca que en este lugar todo el que siga la liga española sea "merengue", así que a cada gol del Barça que grité tuve que pedir perdón inmediatamente para no herir las sensibilidades futbolísticas chilenas:

- "¡¡¡Goooooool!!!...¡lo siento!

-"¡¡¡Goooooool!!! ¡¡¡Toma otro!!!...¡perdón!

Gracias a la televisión por cable, incluso en un pequeño pueblo de esta remota parte de la Patagonia, pude seguir sonriendo con el éxito del mejor equipo del mundo...

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En uno de los despejados días con que me recibió el clima de la zona, y tras hacer varias veces autoestop conociendo a los serenos lugareños que amablemente me subían a sus camionetas, quedé durante algunas lentísimas horas clavado en la carretera justo en medio de la nada.



En ese tiempo de extrema soledad la cabeza puede dar muchas vueltas. Uno se ve en una pista de ripio (grava o tierra) ante la inmensidad de la naturaleza y siente una mezcla de sensaciones que varían a cada segundo. Por un lado ansías que pase algún inexistente auto para continuar en ruta, pero por otro lado no puedes dejar de admirar la belleza que te rodea.

Al alzar la vista hacia las majestuosas y nevadas montañas que me rodeaban, podía observar aves enormes que planean con esa elegancia natural tan pasmosa aprovechando las corrientes de aire que suben ladera arriba. En otras palabras: el cóndor pasa, los coches no.

La emoción sentida tras avistar a lo lejos un ave tan mítica y las evocaciones que irremediablemente me transportaron a mi admirada música andina, solo era comparable a la creciente impotencia ante la inexistencia de algún posible medio para continuar mi camino. Así, cuando se levantaba algo de viento su efecto sonoro sobre los árboles confundía el raciocinio con demasiada frecuencia hasta el punto de creer escuchar con absoluta certeza la cercanía de un coche. Sin embargo, tal ilusión acústica solo estaba motivada por la esperanza en mezcla con la desesperación. El tiempo pasaba. Treinta minutos y nada. Cuarenta y cinco y solo viento. Pasa un camión. Sigue de largo. Una hora más. Nada. Cuarenta minutos. Cóndor (demasiado lejos para la foto). Otra hora y media. Jeep. Hasta luego (entre insultos). Treinta minutos. ¿Coche o viento? Solo viento. Otra hora. Dos más... Tras haberte armado de mucha, muchísima paciencia, combinada con resignación, siempre termina pasando alguien que...

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El siguiente pueblo donde detuve mi mochila se llama Puerto Río Tranquilo, de no más de 200 habitantes. En el hostal donde me alojé más que un lugar para mochileros es una auténtica casa de familia humilde donde alojan a los que se encuentran de paso y sirven comida tan casera como barata a quien se le ofrezca. Tras una deliciosa cena me quedé un buen rato escuchando a los lugareños que, guitarra en mano, cantaban con alegría canciones de folklore chileno, el mismo que mi memoria reconoce sin esfuerzo alguno tras haberlo escuchado tantas veces en mi infancia. Inti-illimani, Quilapayún o Víctor Jara se volvían a repetir en mis oídos, solo que ahora no era el coche de mi familia, era una humilde casa de un humilde pueblo inmerso en las entrañas de Chile.



En esos días, las nubes que acompañaban los paisajes terrestres no hacían sino engrandecer la perplejidad de los que admiramos tales estampas.





La atracción más llamativa que tiene Puerto Río Tranquilo se llama "Catedral de Mármol". Para acceder hasta ella has de navegar veinte minutos en una embarcación bordeando el lago ya que hasta allí no existe carretera alguna. Así lo hice junto a unos nuevos amigos israelíes con los que ya había coincidido en otras partes de mi viaje.



Lo que terminas por ver cuando llegas hasta allí es demasiado sorprendente como para describirlo con palabras.



Observar la cara del perro de perfil:



La Catedral no es cristiana. Ni siquiera es una construcción humana. Es solo el nombre que le han dado a estas increíbles cuevas formadas por la erosión del viento y el agua con el paso de los siglos:


"Catedral de Mármol"



El mármol forjado de forma natural en este punto es de "baja" calidad para extraerlo y darle el uso humano que estamos acostumbrados en nuestros lujosos cuartos de baño.





Su fácil erosión imposibilita la apropiación industrial que la civilización capitalista ejecuta allá donde pisa, así que, afortunadamente, hoy podemos disfrutar de este impresionante paraje en donde las cuevas coloreadas por los distintos tonos del mármol se combinan con el azul turquesa del agua dando forma a este alucinante paisaje.


"Capilla de Mármol"





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A la mañana siguiente volví a hacer dedo esperando que mi suerte cambiara respecto a la ocasión anterior. Sin embargo, y a pesar de estar en un pueblo y no en "la nada", las horas volvieron a pasar sin que nadie siquiera me preguntase a dónde me dirigía. Tras cinco horas de espera decidí directamente preguntar a los coches que paraban en el bar del pueblo situado justo en la ruta.

Finalmente un padre con su hija de diecisiete años se apiadó de mí, y aunque en un principio me comentó que fuese en la parte de atrás, sin techar, de la camioneta que manejaba, ante la inminente caída de la noche se apiadó aún más y pude subir adentro. Ellos me llevaron hasta Coyhaique, unos cuantos centenares de kilómetros más al norte, y desde donde podría subir a otros buses que me fueran acercando hasta el paso fronterizo de Futaleufú, donde volvería a pasar a Argentina tras disfrutar de los paisajes que ofrecían los centenares de kilómetros que aún me restaban por ver de esta Patagonia chilena.

Junto a Sergio y su hija, puerto monttinos ambos (gentilicio de Puerto Montt), fuimos admirando las últimas partes del norte de esta asombrosa Carretera Austral. Tanto él como otros conductores de la zona, incluso santiaguinos que también me llevaron en algún tramo anterior de la ruta, opinan por igual sobre esta parte del país: sin ni siquiera dudarlo consideran que es el lugar más bello de Chile. La diversidad regional de las fuentes no garantiza que la opinión sea una verdad, pero algo querrá decir que personas de distintos lugares opinen lo mismo de este increíble rincón.

A Sergio le estaré siempre agradecido. Él lo sabe. Cualquiera no sube a un autoestopista con una mochila cuando es su hija de diecisiete años quien lo acompaña. Ese "detalle" hace que mi gratitud sea doble.

La historia de Sergio también quiero mencionarla. Tras terminar su temprana juventud fue militar en la marina allá por el año setenta y cinco, solo dos "inviernos" después del Golpe de Estado del macabro Pinochet. Actualmente se ha retirado de la armada aunque laboralmente sigue vinculado al mundo marino y a los barcos. Sergio no ignora las atrocidades de la dictadura, pero su educación militar también le insta a opinar positivamente cuando rememora tiempos pasados en donde había más seguridad y en donde se crearon numerosas infraestructuras en el país (como la Carretera Austral que en aquel momento recorríamos). Le planteé las enormes similitudes que sus argumentos poseen con los románticos del franquismo, aunque obviamente preferí comentar mis preferencias: necesidad de la libertad de expresión, libertad de prensa, ausencia de censura, ausencia de crímenes de estado (torturas, matanzas...), ausencia de la impunidad de los políticos que abusan de su poder, que éste sea elegido por el pueblo y no instaurado mediante la fuerza militar... En suma, todas las condiciones que suelen darse antes y después de una dictadura totalitarista si el país desarrolla autonomía e independencia real respecto a otras potencias que puedan estar interesadas en influir en la política y economía de dicha nación. Estando en América latina creo que se me entiende.

Siempre con el respeto como forma, y con la serenidad como fondo, comprobé como a pesar de ser de derechas y escuchar Inti-illimani en el coche (a alguien me recuerda...), Sergio ya sabe que incluso esta democracia es mejor que la dictadura pinochetista, y se ha abierto a la sociedad actual y el pluralismo que hoy en día existe.

Aunque Candela, su hija, también hará carrera militar naval a pesar de la negativa paterna, dos de sus tres hijas le han salido bien "rojas"...

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Una vez finalizada esta carretera y su descomual belleza, y tras pasar cuatro tranquilas noches en cuatros lugares distintos de su recorrido, el pueblo de La Junta fue el último lugar donde dormí en Chile. Unos centenares de kilómetros más atrás ya me había despedido de Sergio y Candela en el mismo hostal donde terminamos durmiendo en Coyhaique. Desde este nuevo lugar ya solo estaba a unas horas de retornar a Argentina y continuar por la mítica Ruta 40 hacia mi siguiente destino: El Bolsón.


6 comentarios:

  1. Hola po Hugo!!!, qué sorpresa tu blog, me encanta cómo describes todos esos maravillosos lugares y siempre con un dejo de humor. Hace varios años estuve por esos mismos lados, y es difícil imaginarse algo más precioso. Hay quienes dicen que el desierto de Atacama es lo más bonito de Chile, quizás porque es un paisaje que se ve en pocos lugares del mundo, pero la belleza del sur no tiene comparación, esos paisajes amplios y desolados, la vegetación, la geografía tan impredecible y la gente tan sencilla y acogedora, es único. Bueno, ahora que te acercas a la zona central, espero que te des una vuelta por Valparaíso, igual yo estaré en Santiago el jueves a ver si quizás alcanzo a pegarme un carrete con ustedes por allá, si no, tendrá que ser acá, además que a la Lore apenas la he visto, así que sería la raja que vinieran.

    Un abrazo grande!!

    Isa

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  2. Hijo los que te conocemos, estamos en deuda contigo. Los que no lo han hecho aún, lo estarán. Eres un corazón andante, sabes pararte donde merece la pena hacerlo. Diferencias lo bueno de LO BUENO, mis amigos que son los tuyos dicen que te haces querer cada día más. Yo les digo que no es necesario radiografiarte para verte por dentro. Eres de tierra y mar, ciudadano del mundo. Te gusta confiar, creer, sentir, hablar, amar y mucho más. Creo que vives para ayudar, la recompensa a esa bondad y saber estar ya la tienes. De lo poco que te damos en este blog sé que es suficiente para que te sientas feliz y acompañado
    No dejes nunca de ser quien dices ser.
    Te llamas Hugo
    Gracias hijo

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  3. Isa: Me alegro que te guste el blog, miniña. Ese lugar de tu país es sencillamente increíble. ¡ME ENCANTÓ!
    Te veo este finde fijo. ¡Va a ser la raja, po!

    Viejo: te pasas quince pueblos, cabrón. ¿Qué coño te digo despés de esto? Ya lo se: repetirte que te pasas demasiado y ¡¡¡¡¡¡¡¡MUCHÍSIMAS GRACIAAAAAAAAAAAAAAAAAAS!!!!!!!!
    Tu hijo.

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  4. Miamoll!! tu papi se queda corto... nos tienes a tod@s más que maravillad@s disfrutando de tu viaje gracias a tu inmenso corazón que se traduce en esas descripciones tan impresionantes y que tanto nos acercan a tí...
    coreto y cambio--- sigo leyendo... recuperando el tiempo!!!!!

    UFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFF

    MELY, SUS Y XER, TU OTRA FAMILY:-)) una de tantas... porque ya veo que eres más universal de lo que pensaba!! siempre, forver en nuestro coureeee!!!

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  5. Solo tu papa pudo describir tan acertadamente la calidad de tu persona y tu transparencia.

    Y solo tu puedes transmitirnos tus vivencias y sentimientos tan maravillosamente.

    Se te quiere y admira.

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  6. Joder, Suda...que "me se asoma" el liquidillo a los ojos, cacho cabrón, jejeje.
    Gracias por leer el blog y por exagerar tan bien tus impresiones, niño, jajaja.

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