viernes, 30 de abril de 2010

Bariloche. Reencuentro inesperado.

El Bolsón - Bariloche - 120km - (Total 15.960km)


Afficher El Bolsón - Bariloche - 120km sur une carte plus grande


Una vez dejado atrás El Bolsón me dirigí a la cercana Bariloche. A esas alturas ya Osvaldo había hablado con Carlos quien esperaba mi llamada para recibirme en su casa. Tan solo tuve que agarrar un colectivo hasta el kilómetro doce y llegar al barrio "Casa de Piedra", casi en medio del bosque.

Hace unos diez años, cuando conocí a Carlos, era un idealista que había desarrollado su faceta de artesano realizando duendes preciosos e hiper-expresivos. Cuando estuvo vendiendo su gran arte por España logró, entre experiencias increíbles, extender su fama y vender muchísima mercadería.

www.tierraduende.com

Su pasión por el mundo de los duendes, hadas o gnomos en el hábitat del bosque le han llevado incluso hasta levantar su propia casa siguiendo este estilo. Los diseños y principios de la construcción ya los pude apreciar con asombro en las fotos que me mostró hace años en Tenerife, pero de alguna forma no lo tenía presente cuando nos adentramos por el pequeño sendero que conduce hasta su hogar. Cuando llegué a avistarla me tuve que parar y decir:

- Carlos, ¡esto ya lo he visto!

El recuerdo me sobrevino inmediatamente mientras abría mi boca con expresión de fascinación por volver a ver la imagen, solo que ahora con mis propios ojos. Entraba al sueño de mi viejo amigo para hospedarme:






Junto a Carlos vive su compañera desde hace veinte años, Laura, y sus dos hijos: Taiel (dieciséis años) y Aymara (catorce). Entre todos me recibieron con gran hospitalidad. A pesar de que la casa no es muy grande, ellos me ofrecieron el cobijo y el calor de un hogar, permitiéndome introducirme en su vida familiar por unos días.

Hoy Carlos mantiene su idealismo y sus creencias (el diría convicciones) en las causas que rigen el mundo. Sostuvo, como mi mejor amigo, Chulani, siempre hace, que el hecho de encontrar a Osvaldo y a través de él llegar hasta su casa de duendes no era, ni por asomo, producto de la casualidad. Carlos mantiene toda su espiritualidad y carga trascendental intacta. La energía que mueve el cosmos existe también a nuestro alrededor y nos condiciona diariamente. Nada es casual...

Sin embargo, y a costa de su economía, hoy Carlos también ha pasado a la acción. Dejando a un lado su capacidad creativa y su faceta artística en la elaboración de sus serenos y sabios gnomos, actualmente se encuentra dedicado en cuerpo y alma al activismo político y social. Carlos puede pasar el día entero hablando, y convenciendo, de nuestras necesidades de justicia a nivel planetario y a nivel local. Para ello desprende una actividad intelectual constante, enfatizando sin descanso sobre las acciones necesarias para convertir en REAL la concienciación social que muchos tenemos y que por un motivo u otro no logramos desarrollar.

La finalidad es obvia: transformar activamente nuestra convivencia y cambiar las cosas desde las personas, desde el pueblo, auto-organizarse para presionar a l@s polític@s y empresari@s que son quienes realmente acaban tomando decisiones que afectan a la población real, aunque muchas de esas decisiones se ejecutan exclusivamente en función de su económica conveniencia.

-------------------------

En Bariloche decidí tomármelo con mucha calma, así que apenas visité nada a nivel naturaleza aunque las vistas desde aquí son increíbles.


Entre el lago Nahuel Huapi con sus grandes islotes elevándose sobre él a un lado, y las enormes montañas de la cordillera andina con la nieve coronándolas al otro, uno entiende como este lugar se ha convertido en visita indispensable para el turismo nacional.



Incluso los recién graduados en secundaria vienen acá a celebrar su fin de curso.


---------------------------

Originariamente eran los indios mapuches quienes habitaban esta zona, pero en la sanguinaria "Campaña del Desierto" allá por mil ochocientos ochenta, ejecutada en este lugar por el general Roca junto a su ejército colonial, fue cuando se exterminó, abolió y suprimió todo vestigio de la cultura ancestral que aquí habitaba. Logrando desintegrar la independencia de la población indígena, toda la zona de la hoy llamada provincia de Río Negro donde se asienta su capital, Bariloche, podría desarrollar su explotación agraria con la finalidad de exportar sus productos a Europa, tal y como sucedió con todo el expolio colonialista pertrechado (y perpetuado hasta hoy) en América Latina.

Lo que resulta muy curioso es la estatua aún erguida en la plaza central de la ciudad. En España indigna a los que somos antifascistas la pervivencia de los símbolos franquistas en las ciudades en forma de estatuas, monumentos, escudos o nombres de calles. En Bariloche el general Roca mantiene su estatua en el lugar más visible de la ciudad.



Eso sí, los descendientes de los mapuches se encargan de pintarla una y otra vez para ridiculizar al asesino que dirigió la matanza de sus ancestros.

También conviene mencionar que las pintadas blancas que se repiten en el suelo de la plaza son pañuelos blancos en honor a las Madres de la Plaza de Mayo, y en cuyo interior aparecen escritos los nombres y apellidos de los desaparecidos en la dictadura que vivieron en este contradictorio lugar.

-------------------------

Ante mi pasividad por realizar excursiones, "molesté" bastante a Carlos e hice vida junto a él. Un día acudí a un curso de cine creado con la intención de generar concienciación medioambiental, en este caso en torno al agua como bien necesario aunque hoy, y cada vez más, se encuentre en manos de empresas privadas que explotan los acuíferos en función de sus beneficios. Mientras las empresas tengan más poder que la política, mientras el capitalismo sea quien rija los destinos del pueblo, seguirá sin haber agua potable para toda la población humana aunque exista muchísimo más de lo que actualmente necesitamos. Aunque el agua se extraiga y venda en América Latina, son empresas primermundistas las que explotan sus beneficios y es al Primer Mundo donde se desvían las respectivas ganancias derivadas, por ejemplo, del inmenso acuífero Guaraní que comprende parte de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay.

En el debate posterior al documental surgieron muchas propuestas para que las palabras y las intenciones se conviertan en acción que pueda reportar al pueblo de Bariloche las mejoras sociales que necesitan a todos los niveles: político, económico, educativo, medio-ambiental...

Carlos no paraba de mencionar boicots a asambleas donde se decide "qué Bariloche queremos" sin que nadie se entere de ello, exaltación de una nueva forma de construir casas basándose en la técnica de la "permacultura", en donde los hogares se elaboren bajo el patrón de la sostenibilidad ecológica con materiales que otorga la misma naturaleza, etc., etc., etc...


Vuelvo a ver, en esta ocasión a través de Carlos, el ejemplo de la conviviencia y concienciación social actuando. Sigo aprendiendo para no permitir que mi cerebro quede inmóvil. Cada paso es una suma, y este día espero que en Bariloche se haya gestado el inicio de algo que realmente tenga la incidencia social que los esperanzados rostros que observé al finalizar el debate-reunión reflejaban.

-------------------------

Un momento muy especial y divertido de mi estancia en Bariloche fue cuando nos reunimos en casa de un grandísimo pintor, Kike Mayer, unas doce personas para pasar la noche jugando al metegol (futbolín) entre litros de vino, asado y humos de todo tipo. Hasta cuatro generaciones se mezclan allí todos los martes para hacer auténticos campeonatos en donde las constantes risas y el buen humor dominan el ambiente. Hay tantas cosas que agradecerte, Carlos...

-------------------------

A los pocos días de haber llegado a Bariloche ya me tocaba continuar mi rumbo, pero no sin antes volver a ver a Osvaldo, quien vino a visitarnos a "la casa de los duendes". Sin él hubiera sido difícil pasar los días que en su ciudad disfruté. Muchas gracias por regalarme tu música, disfrutar de los productos de la tierra que me brindaste, y por tus palabras de apoyo para continuar haciendo este blog. Me ha encantado conocerte, Osvaldo.

Osvaldo, servidor y Carlos:



------------------------

Por último, y antes de marchar, no quería despedirme sin llevarme un divertido recuerdo de Carlos y su familia. Les pedí que me permitiesen hacerles una foto que representase un poco teatral y cómicamente lo que percibí de la familia. Carlos aparece mirando al cielo, en su mundo idealista de duendes y cambios sociales, los pibes aparecen mirando a cámara, al mundo del que observa desde fuera, sin parar de reirse, y Laura, a un costado, mira la escena en actitud gestual como si dijera: "Vaya familia que tengo". Todo frente a la puerta de esta increíble casa.

El cuadro no me quedó bien por no repetir más fotos, pero la idea salió reflejada:


MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LA HOSPITALIDAD, FAMILIA. NO CAMBIEN NUNCA.

Carlos y servidor, en el último almuerzo que disfrutamos antes de despedirnos:



Estábamos felices.

------------------------------

Desde aquí solo necesitaba cubrir setenta kilómetros hasta la siguiente parada, Villa La Angostura...


jueves, 29 de abril de 2010

Jazmín.

El Bolsón


El jazmín es una planta proveniente de la antigua Persia. La Jazmín que yo conocí es de origen andaluz, aunque porteña de nacimiento.

El jazmín tiene facilidad para crecer en las regiones tropicales del mundo. La Jazmín de quien hablo se siente cómoda viajando sola, buscándose a sí misma.

La valores más apreciados de la planta son, sin duda, la belleza de la flor y su aroma, tan intenso como dulce. Igual que Jazmín, con mayúscula. Tan solo habría que añadirle bondad y entereza para seguir describiéndola.

La flor solo vive venticuatro horas, pero la estela de Jazmín perdura constantemente.

Cuentan que en el sur de Asia las mujeres llevan dicha flor en el pelo, pero a Jazmín no le hacen falta decoros. Su sonrisa sobra para embellecerla.

En aromaterapia se exalta su efecto afrodisíaco, pero Jazmín solo necesita una mirada para conseguir el mismo resultado, solo que multiplicado.

El jazmín necesita luz en abundancia para no tornarse mustia. Jazmín nunca quedará marchita, pues su luz ya la ilumina.

Por la noche la fragancia de la flor se hace más intensa. Es cierto.

A la hora de plantar un jazmín, conviene saber que es una planta que requiere un gran cuidado y que éste debe ser diario. Aunque los destinos nos cruzaron por unos días, procuré ser el cultivador que mejor satisfaciese esa atención.

Existen muchísimos tipos de jazmín. La Jazmín que yo conocí es única, incluso teniendo una gemela desde que se gestó.

La planta puede ser arbusto o trepadora, de flores blancas o amarillas. Su cáliz puede ser acampanado o de pequeños dientes. Sus lóbulos pueden ser cuatro en La India o nueve en China. Hay tantos tipos de jazmín...

La Jazmín que yo conocí mantiene la autenticidad asentándose en sus múltiples facetas. En ocasiones se te puede acercar con su eterna sonrisa para, sin decirte nada, transmitirte que le apetece ir contigo a esa caminata que planeas.

Tan pronto se pide una cerveza de ají entre carcajadas cómplices, como te prepara un mate para la ruta mientras permanece en su mundo. Y si en un despiste sufre un robo, al siguiente está sonriendo en comisaría mientras te habla de la sátira de Barcelona.

Sin embargo, lo que más me gusta de Jazmín es su atracción por la historias de miedo y su curiosidad por las constelaciones...

En la oscuridad de la noche y en medio del camino. No pares de sonreir.






Jazmín:

miércoles, 28 de abril de 2010

El Bolsón. El pueblo más hippie de Argentina.

Futaleufú - Trevelín - El Bolsón - 130km (Total 15.840km)


Afficher Futaleufú - Trevelín - El Bolsón - 170km sur une carte plus grande

Justo cuando llegué a una nueva frontera entre Chile y Argentina, en el pueblo de Futeleufú, conocí a dos amigos argentinos que, siguiendo un ritual que viene de lejos, habían ido a pescar a esta zona de los lagos chilenos.

Con Roberto y Osvaldo congenié rápidamente, a pesar de que ambos tienen 67 y 56 años, respectivamente. Sus constantes bromas y piques entre uno y otro imposibilitaban que pudiese parar de reir a cada momento. Especialmente "punzante" era Roberto, quien como paso previo a gastarle una nueva broma a su viejo amigo me guiñaba el ojo para ser cómplice de la inminente burla que se venía. Sus edades podrían mentir perfectamente, pues en ocasiones parecían como jóvenes que no paran de cargarse uno a otro con insistencia. Osvaldo, mucho más sereno que Roberto, aplacaba las bromas con resignación motivada por la experiencia en resistir tales envites. Cuando no lo ignoraba sonreía, pero cuando se hartaba no se reprimía en volver a cagar a pedos a su gran amigo.

- ¡Ché!. ¡Dejate de joder!

La verdad es que me cautivaron bien estos viejos boludos. Recuerdo como, junto a ellos y una pareja española en la misma situación, nos quedamos tirados un par de horas en la frontera, ya del lado argentino, esperando a un remis (taxi) que nunca llegó. Finalmente, y tras un imposible regateo con los guardas , uno de éstos fue quien por último hizo de remisero, previo pago de ciento cincuenta mangos, haciendo en su camioneta los cuarenta kilómetros que nos separaban de Trevelin. Ese pueblo era el más cercano respecto al inhóspito paso fronterizo en que nos hallábamos y donde el frío de la recién entrada noche comenzaba a helarnos.

Ya en Trevelin cenamos los tres (en verdad yo solo tomé) entre conversaciones del Ché, Galeano o la C.I.A. y sus estragos en la política latinoamericana. De Roberto me sorprendió mucho su curiosidad: siempre estaba preguntándo cosas para seguir conociendo. De Osvaldo aprecié la serenidad que posee, intuyo también que desarrollada ampliamente tras dejar hace unos años Buenos Aires y mudarse a la tranquila Bariloche.

A la mañana siguiente, y cuando nuestro colectivo llegaba a El Bolsón -mi siguiente destino-, algo extraordinario sucedió. Mientras que mis nuevos amigos iban a continuar su viaje hasta Bariloche en el mismo bus, a mí se me acercaba el momento de bajarme y, por lo tanto, de despedirme. En un momento de silencio, entre mate y mate, comenté, tan solo por hablar de algo, que en Bariloche intentaría encontrar a un viejo amigo que conocí en aquellas ferias de artesanía iberoamericana que se hacían anualmente en mi tierra, Santa Cruz de Tenerife, cuando vivía allí. Les dije que se llamaba Carlos, a lo que Osvaldo respondió:

- ¿Fernández?

- ¡Creo que sí! -, respondí, añadiendo:

- ¿Con el pelo largo y ondulado por aquí? - , dije llevándome las manos a altura de la cintura.

Osvaldo y yo comenzamos a abrir los ojos de asombro ante la inminente coincidencia. El preguntó:

- ¿Hace duendes? -. Con entusiasmo respondí:

- ¡¡¡¡¡Si!!! -. Y sentenció:

- Hicimos hace poco un curso de trabajo con arcilla. Es vecino mío...

No me lo creía. Simplemente por hablar de cualquier cosa había mencionado mi pretensión de encontrar a Carlos, de quien había perdido su tarjeta hace años, supongo que al mudarme a Barcelona, y con ella su contacto. ¿Cómo era posible que Osvaldo, a quien acababa de conocer, no solo sabía quién era sino que además es vecino y amigo? Fue un momento de alegría y sorpresa inmensa.

Con Osvaldo quedé en volver a vernos en Bariloche junto a Carlos y celebrar tan fantástica coincidencia.

Chicos, fue un auténtico placer conocerles. Saben bien que así fue, ¿verdad?...

Servidor, Osvaldo y Roberto:


Sin embargo, aún estaba "aterrizando" en El Bolsón...

------------------------------

Este lindísimo pueblo también posee un enclave espectacular. Se halla en una meseta formada en la base de un extenso valle a su vez rodeado de enormes montañas, y en donde las chacras (granjas) y los productos que en ellas se generan se sirven de los microclimas que el valle propicia para crear productos de gran calidad (entre otras cosas, una cerveza artesanal de hasta quince variedades...).



Todos los martes, jueves y sábados, en el centro del pueblo se arma un mercadillo donde se venden no solo estos productos, sino todo tipo de atesanías para vestirse, complementarse, decorar la casa, etc. La estética predominante entre tanta variedad de artesan@s es la incofundiblemente hippie. Este lugar ha atraído a lo largo de los años a muchos argentinos de esta tendencia que han venido escapando del estrés urbano o el exceso de actividad de la locas ciudades para terminar en este tranquilo rincón. Hoy también el turismo ha aumentado lo suficiente como para convertir a El Bolsón en parada obligada del norte de La Patagonia argentina.

Acá puedes acudir a visitar los lagos o cascadas cercanas,



o también hacer algún trekking para subir a los techos de las montañas que circundan el valle y así apreciar desde las alturas tan especial paraje (aunque a veces la climatología no acompañe y optes por alquilar coche y subir hasta el punto más cercano a las cúspides sin mojarte).



Sin embargo, lo que más me atrajo de este lugar fue el Jazmín...


lunes, 26 de abril de 2010

Chile. La carretera austral.

El Chaltén - Los Antiguos - Carretera Austral - Coyhaique - Futaleufú - 1.000km (Total 15.710km)


Ver - El Chaltén - Carretera Austal - Futaleufú - 1.000km en un mapa ampliado


Tras dejar atrás este apacible pueblo de El Chaltén, continué mi ascenso por la cordillera de Los Andes argentinos rumbo al norte.

Mi siguiente parada iba a estar motivada por una recomendacion previa. Cuando viajaba de Puerto Madryn a Ushuaia conocí en el trayecto a un tocayo argentino de la provincia de Santa Cruz (yo no solo me llamo como él, sino que también soy de Santa Cruz...) que no dejó de asegurarme con mirada convincente de que, si tenía oportunidad, no me arrepentiría de visitar el pequeño pueblo de Los Antiguos, ubicado junto a la frontera chilena en la parte norte de la Patagonia. Así que siguiendo el consejo hasta allí me dirigí sin ni siquiera saber qué lugares podía visitar ya que apenas comenté nada más con mi "doble" argentino.

Tras conocer algún lindo mirador y conversar con una mina muy agradable en la información turísitica del pueblo, decidí pasar la frontera para visitar una de las partes más hermosas de Chile: la carretera austral. Una buen tramo de dicha ruta bordea el Lago General Carrera, que en verdad es una enorme extensión de agua dulce que parte a ambos países, y en cuya parte argentina recibe el nombre de Lago Buenos Aires. Su extensión se alarga hasta formar la segunda laguna más grande de esta parte del continente.



Situado entre las inmensas moles de roca que van conformando la cordillera andina, este inmenso lago se fue formando, como en verdad lo hicieron todos los de la zona, tras el prolongado y lento derretimiento de los glaciares que cubrían todo este gigantesco lugar hace muchos siglos.



En el caso del General Carrera, sus constantes bifurcaciones serpentean entre pequeños islotes de enorme belleza bajo la cuenca que delimita su altura. Solo un metro más arriba, ya en la parte terrestre, es la vegetación de la zona la que se encarga de conformar el paisaje para que quien lo avista solo pueda sentir asombro ante estos contrastes. Si se continúa mirando arriba, tras desaparecer esa frondosa vegetación, el color marrón de la roca es el que precede a la nieve que se encarga de colorear las cúspides de estas enormes montañas. Azul acuático, verde vegetal en consante cambio otoñal, marrón tierra, blanco nieve, azul celeste...Abrumador.



A orillas de esta cuenca se asientan varios pueblos muy pequeños que a uno le evocan más un paisaje de valles suizos que a la Patagonia chilena.


En medio de la ruta puedes toparte con decenas de enormes cabezas de ganado, muy bien cuidadas, junto a al arriero que controla su recorrido:


En uno de estos pequeños pueblos, Puerto Guadal, hice noche en una cabaña preciosa que, junto a la vista que se dibujaba afuera para darme los buenos días, me hacían pensar que estaba sumergido en el cuento de un mundo encantado.


Tanta belleza y tanta paz me cautivaron dulcemente. Lo único que interrumpió esta calma fue poder ver el clásico del fútbol español, Real Madrid-Barcelona. El entrenador chileno del Madrid provoca que en este lugar todo el que siga la liga española sea "merengue", así que a cada gol del Barça que grité tuve que pedir perdón inmediatamente para no herir las sensibilidades futbolísticas chilenas:

- "¡¡¡Goooooool!!!...¡lo siento!

-"¡¡¡Goooooool!!! ¡¡¡Toma otro!!!...¡perdón!

Gracias a la televisión por cable, incluso en un pequeño pueblo de esta remota parte de la Patagonia, pude seguir sonriendo con el éxito del mejor equipo del mundo...

----------------------------------

En uno de los despejados días con que me recibió el clima de la zona, y tras hacer varias veces autoestop conociendo a los serenos lugareños que amablemente me subían a sus camionetas, quedé durante algunas lentísimas horas clavado en la carretera justo en medio de la nada.



En ese tiempo de extrema soledad la cabeza puede dar muchas vueltas. Uno se ve en una pista de ripio (grava o tierra) ante la inmensidad de la naturaleza y siente una mezcla de sensaciones que varían a cada segundo. Por un lado ansías que pase algún inexistente auto para continuar en ruta, pero por otro lado no puedes dejar de admirar la belleza que te rodea.

Al alzar la vista hacia las majestuosas y nevadas montañas que me rodeaban, podía observar aves enormes que planean con esa elegancia natural tan pasmosa aprovechando las corrientes de aire que suben ladera arriba. En otras palabras: el cóndor pasa, los coches no.

La emoción sentida tras avistar a lo lejos un ave tan mítica y las evocaciones que irremediablemente me transportaron a mi admirada música andina, solo era comparable a la creciente impotencia ante la inexistencia de algún posible medio para continuar mi camino. Así, cuando se levantaba algo de viento su efecto sonoro sobre los árboles confundía el raciocinio con demasiada frecuencia hasta el punto de creer escuchar con absoluta certeza la cercanía de un coche. Sin embargo, tal ilusión acústica solo estaba motivada por la esperanza en mezcla con la desesperación. El tiempo pasaba. Treinta minutos y nada. Cuarenta y cinco y solo viento. Pasa un camión. Sigue de largo. Una hora más. Nada. Cuarenta minutos. Cóndor (demasiado lejos para la foto). Otra hora y media. Jeep. Hasta luego (entre insultos). Treinta minutos. ¿Coche o viento? Solo viento. Otra hora. Dos más... Tras haberte armado de mucha, muchísima paciencia, combinada con resignación, siempre termina pasando alguien que...

----------------------

El siguiente pueblo donde detuve mi mochila se llama Puerto Río Tranquilo, de no más de 200 habitantes. En el hostal donde me alojé más que un lugar para mochileros es una auténtica casa de familia humilde donde alojan a los que se encuentran de paso y sirven comida tan casera como barata a quien se le ofrezca. Tras una deliciosa cena me quedé un buen rato escuchando a los lugareños que, guitarra en mano, cantaban con alegría canciones de folklore chileno, el mismo que mi memoria reconoce sin esfuerzo alguno tras haberlo escuchado tantas veces en mi infancia. Inti-illimani, Quilapayún o Víctor Jara se volvían a repetir en mis oídos, solo que ahora no era el coche de mi familia, era una humilde casa de un humilde pueblo inmerso en las entrañas de Chile.



En esos días, las nubes que acompañaban los paisajes terrestres no hacían sino engrandecer la perplejidad de los que admiramos tales estampas.





La atracción más llamativa que tiene Puerto Río Tranquilo se llama "Catedral de Mármol". Para acceder hasta ella has de navegar veinte minutos en una embarcación bordeando el lago ya que hasta allí no existe carretera alguna. Así lo hice junto a unos nuevos amigos israelíes con los que ya había coincidido en otras partes de mi viaje.



Lo que terminas por ver cuando llegas hasta allí es demasiado sorprendente como para describirlo con palabras.



Observar la cara del perro de perfil:



La Catedral no es cristiana. Ni siquiera es una construcción humana. Es solo el nombre que le han dado a estas increíbles cuevas formadas por la erosión del viento y el agua con el paso de los siglos:


"Catedral de Mármol"



El mármol forjado de forma natural en este punto es de "baja" calidad para extraerlo y darle el uso humano que estamos acostumbrados en nuestros lujosos cuartos de baño.





Su fácil erosión imposibilita la apropiación industrial que la civilización capitalista ejecuta allá donde pisa, así que, afortunadamente, hoy podemos disfrutar de este impresionante paraje en donde las cuevas coloreadas por los distintos tonos del mármol se combinan con el azul turquesa del agua dando forma a este alucinante paisaje.


"Capilla de Mármol"





---------------------------------

A la mañana siguiente volví a hacer dedo esperando que mi suerte cambiara respecto a la ocasión anterior. Sin embargo, y a pesar de estar en un pueblo y no en "la nada", las horas volvieron a pasar sin que nadie siquiera me preguntase a dónde me dirigía. Tras cinco horas de espera decidí directamente preguntar a los coches que paraban en el bar del pueblo situado justo en la ruta.

Finalmente un padre con su hija de diecisiete años se apiadó de mí, y aunque en un principio me comentó que fuese en la parte de atrás, sin techar, de la camioneta que manejaba, ante la inminente caída de la noche se apiadó aún más y pude subir adentro. Ellos me llevaron hasta Coyhaique, unos cuantos centenares de kilómetros más al norte, y desde donde podría subir a otros buses que me fueran acercando hasta el paso fronterizo de Futaleufú, donde volvería a pasar a Argentina tras disfrutar de los paisajes que ofrecían los centenares de kilómetros que aún me restaban por ver de esta Patagonia chilena.

Junto a Sergio y su hija, puerto monttinos ambos (gentilicio de Puerto Montt), fuimos admirando las últimas partes del norte de esta asombrosa Carretera Austral. Tanto él como otros conductores de la zona, incluso santiaguinos que también me llevaron en algún tramo anterior de la ruta, opinan por igual sobre esta parte del país: sin ni siquiera dudarlo consideran que es el lugar más bello de Chile. La diversidad regional de las fuentes no garantiza que la opinión sea una verdad, pero algo querrá decir que personas de distintos lugares opinen lo mismo de este increíble rincón.

A Sergio le estaré siempre agradecido. Él lo sabe. Cualquiera no sube a un autoestopista con una mochila cuando es su hija de diecisiete años quien lo acompaña. Ese "detalle" hace que mi gratitud sea doble.

La historia de Sergio también quiero mencionarla. Tras terminar su temprana juventud fue militar en la marina allá por el año setenta y cinco, solo dos "inviernos" después del Golpe de Estado del macabro Pinochet. Actualmente se ha retirado de la armada aunque laboralmente sigue vinculado al mundo marino y a los barcos. Sergio no ignora las atrocidades de la dictadura, pero su educación militar también le insta a opinar positivamente cuando rememora tiempos pasados en donde había más seguridad y en donde se crearon numerosas infraestructuras en el país (como la Carretera Austral que en aquel momento recorríamos). Le planteé las enormes similitudes que sus argumentos poseen con los románticos del franquismo, aunque obviamente preferí comentar mis preferencias: necesidad de la libertad de expresión, libertad de prensa, ausencia de censura, ausencia de crímenes de estado (torturas, matanzas...), ausencia de la impunidad de los políticos que abusan de su poder, que éste sea elegido por el pueblo y no instaurado mediante la fuerza militar... En suma, todas las condiciones que suelen darse antes y después de una dictadura totalitarista si el país desarrolla autonomía e independencia real respecto a otras potencias que puedan estar interesadas en influir en la política y economía de dicha nación. Estando en América latina creo que se me entiende.

Siempre con el respeto como forma, y con la serenidad como fondo, comprobé como a pesar de ser de derechas y escuchar Inti-illimani en el coche (a alguien me recuerda...), Sergio ya sabe que incluso esta democracia es mejor que la dictadura pinochetista, y se ha abierto a la sociedad actual y el pluralismo que hoy en día existe.

Aunque Candela, su hija, también hará carrera militar naval a pesar de la negativa paterna, dos de sus tres hijas le han salido bien "rojas"...

---------------------------------

Una vez finalizada esta carretera y su descomual belleza, y tras pasar cuatro tranquilas noches en cuatros lugares distintos de su recorrido, el pueblo de La Junta fue el último lugar donde dormí en Chile. Unos centenares de kilómetros más atrás ya me había despedido de Sergio y Candela en el mismo hostal donde terminamos durmiendo en Coyhaique. Desde este nuevo lugar ya solo estaba a unas horas de retornar a Argentina y continuar por la mítica Ruta 40 hacia mi siguiente destino: El Bolsón.


miércoles, 21 de abril de 2010

El Chaltén. Caminatas y naturaleza andina.

El Calafate - El Chaltén - 200km (Total 14.710km)


Ver El Calafate - El Chaltén - 200km en un mapa ampliado


Tras el inolvidable Perito Moreno, continué mi ruta hacia El Chaltén. Este pequeño pueblo enclavado en un impresionante valle y rodeado de tremendas montañas es hoy un auténtico paraíso para los amantes del trekking y de la escalada.



Durante todo el año llegan aquí, y desde todas partes del mundo, auténticos deportistas de montaña que encuentran en los alrededores verdaderos parajes donde satisfacer el placer por esta actividad. Obviamente no me hallo entre ninguna clase de deportistas, pero no podía dejar atrás la oportunidad de pasear por los parajes de este mítico lugar.



De entre todos los "pateos" posibles, subir hasta la base del grandioso cerro Fitz Roy era lo más espectacular que mi limitado físico podía permitirse, así que hasta allí fuimos. Digo fuimos porque de nuevo en El Chaltén volví a encontrarme con mis colegas franceses y toda su buena onda. Con ellos pasé unos días más convirtiendo su grupo en quinteto. La conexión se mantenía entre continuo buen humor y risas.

Fueron ellos precisamente quien con antelación me aconsejaron ir al hostel donde se hallaban: Pioneros del Valle. Allí además conocí a Vicky, una niña encantadora y casi tan linda por fuera como bella por dentro, demasiado buena y demasiado amable. Si lees esto te mando mil besos. Espero que te dure esa pulsera, miniña. ¡Ojalá algún día nos reencontremos!

Y así, disfrutando del enclave tan tranquilo y bello que posee El Chaltén, nos dirigimos hacia el Fitz Roy.



La ida fueron unas cuatro horas, solo que la última de ellas era un ascenso continuo que nunca parecía terminar.



Había momentos en los que los descansos los realizaba cada cinco minutos, ¡y yendo a lentísima velocidad!. Casi que con las manos tenía que agarrar mis piernas para seguir elevándolas cuesta arriba. Definitivamente los fumadores no estamos para estos trotes.

Tras haber caminado por senderos rurales de frondosa vegetación, ascendido lentamente hasta llegar a miradores naturales donde contemplar imensos valles atravesados por parsimoniosos ríos,



tras alzar la vista y deslumbrarme con los picos nevados de esta impresionante cordillera andina que ahora empiezo a disfrutar,



de esta forma fueron pasando las horas hasta avistar esa última ascención, tan empinada como agotadora. Ya en su punto más alto llegas a situarte en la misma base del cerro que nunca perdimos de vista durante el camino y hacia el cual siempre nos dirigíamos: el Fitz Roy.



La recompensa que uno se lleva después de tanto esfuerzo es inenarrable.



Justo en ese punto se hallan, a distintas alturas y coloreados por curiosos sedimentos que les otorgan una azulada belleza difícilmente descriptible, tres bellísimas lagunas de tono turquesa se conectan entre sí caprichosamente al tiempo que se alimentan del hielo y la nieve que sobre ellos se derrite, y que marca justo el punto intermedio entre el grandioso cerro y las lagunas.

Maravilloso:



Este nuevo espectáculo de la naturaleza que se presentó ante mis ojos, con la tranquilidad de sus aguas y la escasa turbulencia de sus cascadas, es simplemente monumental.



La majestuosidad de este inmenso cerro, la vista espléndida que uno puede aquí apreciar, compensa tanto, tantísimo, el esfuerzo de las horas caminadas...



(Foto de François mientras escribía estas palabras)




Ya a la vuelta al pueblo, el atardecer y su envolvente luz


se cernió sobre nosotros para terminar de colorear esta bellísima caminata posibilitando reflejos increíbles de las montañas sobre los lagos y riachuelos que cruzábamos de nuevo, pero ahora si cabe con mucha más belleza que a la ida.






-------------------------

Tras disfrutar de unos días más en El Chaltén tratando de recuperarme del esfuerzo realizado, continué mi rumbo al norte para pasar de nuevo a Chile y allí disfrutar de la increíblemente bella carretera austral, para muchos chilenos la parte más hermosa de su país...