viernes, 30 de julio de 2010

Paraguay. Ciudad del Este y Asunción. Julio 2010.

Nota inicial: Como ya es más que sabido, este viajero lleva meses con la apatía literaria ocupando un nuevo espacio de su mochila y le cuesta horrores recuperar la energía que, no hace tanto, tenía para plasmar en este blog sus aventuras y desventuras satisfaciendo así el deseo de esos pocos lectores que "me echan de menos".

Ha pasado tanto desde la última entrada. Ahora ando en Quito, y me parecen siglos los que transcurrieron desde aquellos días en Iguazú. Paraguay, noroeste argentino, San Pedro de Atacama en Chile, Bolivia entera, paradas más que interesantes en Perú, la costa ecuatoriana...En verdad es un mundo, una vida entera la que transcurrió desde las cataratas.

Sin embargo, estos días me hallo en casa de unos amigos donde, con la paz del hogar, encuentro ese momento de calma que necesitaba para sentarme de nuevo a recordar lo sucedido estas semanas y con tiempo suficiente para, además, subir vídeos y fotos, tratando así de actualizar mi particular cuaderno de bitácora.

En la siguiente entrada narraré lo sucedido en Paraguay. En la Ciudad del Este pude comprar una netbook que, cuarenta días después, me robaron por tremendo despiste en Bolivia. Desde aquel día se me complejizó aún más llevar el blog actualizado, pero, insisto, intentaré estos días avanzar hasta llegar a la máxima proximidad posible respecto a este presente que, sin que apenas pueda percibir su suceder, se convierte en pasado remoto ante la vorágine de gentes y lugares que se representan en mi devenir mochilero.

Aclaración: Como consecuencia del robo de mi "nueva" (ya vieja) netbook, con ella también desasparecieron los pen-drives y fotos que aún no había subido a internet, perdiendo con ello casi tres semanas de instantáneas. Por suerte, Estefi tenía las de los días que compartimos y me envió algunas a tamaño reducido, que es como saldrán más adelante.

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Puerto Iguazú, Argentina - Ciudad del Este, Paraguay - 30 km (Total 22.340 km)


Ver Puerto Iguazú - Ciudad del Este 30 km (Total 22.340 km) en un mapa más grande

Tras pasar dos fronteras desde Puerto Iguazú -la brasilera y la paraguaya- recorriendo solo 30km, llegamos a una nueva ciudad, un nuevo país, que parecía encontrarse a muchísima más distancia. El motivo de dicha reflexión no es otro que el tremendo contraste urbano y de gentes que ahora se hallaba ante nosotros en comparación con lo percibido tan solo unos kilómetros más atrás.
Ciudad del Este es una de esas ciudades en el mundo que merece la pena visitar. No es por su belleza arquitectónica, no es por su pasado histórico, no es por las luchas de los nativos que, como en otros lugares del continente, se levantaron contra el poder opresor y esclavista colonial, no es por la relativamente pacífica mezcla de las distintas nacionalidades que aquí conviven.

Ciudad del Este es "poco agradable" a la vista, sin apenas edificios de interés.



Ciudad del Este no tiene un pasado colonial ni se la reconoce por las luchas de los originarios guaraníes.

¿Y entonces?: Ciudad del Este es uno de los pocos resquicios urbanos en el mundo donde hay ¡liberación de impuestos en las mercancías de intercambio! Hasta aquí se desplazan multitud de brasileños a diario a comprar todo tipo de materiales de primera, segunda, tercera, y ninguna necesidad para revenderlo en su país, fomentando con ello una mezcolanza lingüística muy particular en donde se puede "fundir" en una misma conversación el brasileño-portugués, la lengua guaraní (palabra que también designa la moneda nacional) y el español. Sin embargo, la convivencia pacífica y la tolerancia no es tampoco la principal característica de Ciudad del Este. Muchos paraguayos sienten rechazo hacia los brasileños por haber ocupado las empresas y los puestos de trabajo que "a ellos les debieran pertenecer"...

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En el centro de la urbe existe un conglomerado constante de venta ambulante




que se amontona a las puertas de vetustos armatostes, en otros lugares también llamados edificios, de innoble estética externa,




pero en cuyo interior se iluminan miles de focos entre semi-relucientes pasillos: son los enormes y laberínticos centros comerciales donde, particularmente, la tecnología de última generación se encuentra a precios sin competición en miles de kilómetros a la redonda.

Esa es Ciudad del Este: un paraíso de compras; múltiples oportunidades de ventas.





Mi viejo, hace casi dos años, también pasó por estas tierras. Tras conocer Iguazú, hizo el mismo trayecto que quien escribe y así visitar a Norma y sus allegados. Mi familia paterna la conoce bien. Norma, y también su hermana Yoli, trabajaron en Tenerife cuidando a mi abuelita hasta que falleció. Aunque fue en distintas fases, con vueltas a Paraguay incluídas, en aquellos días se forjó la relación que motivó a mi padre a hacer aquella visita y, con la misma inercia, llevar mis pasos hasta casa de su hija, Neide.

Si pudiera tratar de describir la hospitalidad tanto de Neide como de su pareja Junior, las palabras se quedarían cortas. Quizás a la primera, a Neide, le era imposible dedicarnos su tiempo por su trabajo en una licorería de Ciudad del Este, a unos 25 km de Hernandarías, donde residen, pero al segundo, a Junior, si le sobraba un poco más de ese tiempo y lo dedicó a mostrarnos una hospitalidad y un inmejorable trato, casi servicial (para nuestro asombro), hasta el punto de plantearnos como si de un guía se tratase, todo lo que podíamos hacer por los alrededores para, una vez nosotros realizáramos la elección, llevarnos hasta el lugar que más nos apeteciera gracias a los transportes que puede ofrecer la ciudad y alrededores.


En verdad se excedieron en su amabilidad, pero su sencillez los hace así.

Finalmente fuimos a la presa de Itaipú. Básicamente, y para que se hagan una idea, es la segunda central hidroeléctrica más grande del mundo, aunque la ubicación, creación y gestión de sus recursos esté compartida entre Brasil y Paraguay, quienes se reparten los 1400 km cuadrados de la enorme extensión que posee.


A la entrada de la visita turísitica, y en una sala de proyección más parecida a un cine que a otra cosa, uno puede ver un soporífero vídeo (no miento si digo que me dormí) con "las bondades" económicas de la presa. El abastecimeitno de energía que genera cubre una amplísima demanda del Paraguay y del sur brasilero. Sin embargo, no todo son lecturas positivas. A la entrada de la macro-presa, quince ex-trabajadores expulsados de sus puestos de trabajo por pertenecer al partido político que no ostenta el poder estaban en huelga de hambre para reclamar sus derechos. La cobertura mediática que tiene semejante protesta, hasta el punto de llegar a la huelga de hambre, es nula.
A ello hay que sumar que, según pude leer, en verdad el gobierno del Paraguay cedió un altísimo porcentaje del territorio total que ocupa semejante obra de ingeniería y es en verdad Brasil quien se está llevando la inmensísima mayoría de los beneficios. La rentabilidad del proyecto para Paraguay termina de quedar en entredicho cuando uno se entera de que en su construcción la obra de Itaipú causó la muerte de 160 trabajadores y arrasó una zona de bellísima fauna y vegetación en aras del progreso. Curiosamente, nada de ésto quedó representado en aquel vídeo...
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Al otro día, junto a Neide y su familia también comimos un rico asado entre litros de vino que aún recuerdo. Una de las cosas que me llamó la atención de las costumbres de aquí para con los invitados es que, cuando ya está la comida preparada, a la mesa se sientan solo l@s invitad@s acompañados por una o dos personas de la casa, mientras que el resto no se sienta hasta que uno haya degustado durante un buen tiempo los alimentos. Al principio, cuando me vi solo en la mesa, junto a Estefi, y con el plato delante, dije:
- ¿Pero voy a comer yo solo? ¿Y ustedes no se sientan?

Fue desconcertante pero gracioso, pues no entendía que el grado de hospitalidad llega a tal punto que incluso la deferencia hacia el comensal es tan amplia que los que tienen el placer de invitar esperan a que uno quede saciado.

En verdad fue una velada en familia muy entretenida. Quedamos infinitamente agradecidos.

Neide, quien extraña muchísimo a su madre, ahora en Tenerife, es quien se halla a mi izquierda (para el que ve la foto), mientras que Junior es el que sale en la esquina derecha de la foto. El resto, aparte de Estefi, es su amabilísima y risueña familia.

¡MUCHAS GRACIAS!


En verdad fueron unos días muy tranquilos, con alguna gratísima sorpresa como terminar viendo fotos de mis fallecidos abuelos a tantos kilómetros de la isla. En Hernandarías, aparte de salvar algún perro atrapado en las rejas de algún vecino y tomar muchos mates, tanto el argentino



como el paraguayo -aquí mezclado con más hierbas y también llamado tereré-



la estancia se agotaba y nuestro camino debía continuar hacia Asunción.


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Ver Ciudad del Este - Asunción, Paraguay. 330 km (total 22.370km) en un mapa más grande

En la capital del Paraguay, a pesar de estar también solo dos días, pudimos disfrutar de su centro histórico, visitando el cabildo al que no pudimos entrar por ser lunes (vedado al turismo),


o La Casa de Las Américas, donde no solo se alberga una perfecta plasmación de la bella arquitectura de la época, sino que también se recoge el estilo de vida y las costumbres de aquellos elitistas años.




Sin embargo, lo que más nos llamó la atención fue el Museo de la Memoria que plasma, con asombroso rigor, y sin apenas recursos ante la falta de subvención pública, los horrores de los treinta y cinco años de brutal dictadura del sanguinario Alfredo Stroessner.

Pese a esas oscuras décadas, numerosos hechos sorprendentemente positivos habían sucedido en el país antes de aquel mil novecientos cincuenta y cinco...

En uno de los libros que toda persona interesada en la realidad histórica latinoamericana debería leer, "Las Venas Abiertas de América Latina", del enorme Eduardo Galeano -sin lugar a dudas uno de mis escritores favoritos-, se explica también la primero ilusionante y luego triste historia de la política paraguaya.

Paraguay es hoy, junto a Bolivia, uno de los países más pobres de América Latina. Sin embargo, hace más de un siglo era el país más avanzado de la región. Hasta la Guerra de la Triple Alianza, cuando subvencionados por el Banco de Londres se aliaron Argentina, Brasil y Uruguay para aplastar a la población paraguaya -Banco de Londres que, curiosamente, después se enriquecería con la explotación de la tierra del país expropiada a sus habitantes-, como digo, hasta ese año de mil ochocientos setenta, Paraguay era un país pacífico y tranquilo en medio de todas las guerras que asolaban el continente. Habían infraestruecturas muy desarrolladas para el lugar y la época, apenas existía analfabetismo, tenía una moneda estable y el estado no tenía deudas. Incluso el 98% del territorio del estado era de propiedad pública.

Toda esta suponía una insulto infame a las leyes del libre comercio que se estaban imponiendo desde Europa a toda la región a través de los cañones y la muerte. El país más progresista de toda Latinoamérica no podía seguir así, sin inversiones -¿o quizás debiéramos decir "invasiones"?- extranjeras.

Fue así como se forjó la guerra genocida, y de la victoria de la alianza surgió también el reparto de las tierras, implantándose el libre comercio y el latifundio a la diezmada población.

Durante las siguientes décadas, Paraguay sufrió el colonialismo inglés y el "subcolonialismo" argentino, que era el país de la zona que más ganancias obtenía a través de la extracción de sus recursos. Todo ello, obviamente, siempre bien controlado y supervisado por el Imperio Británico.

Muchos años más tarde, cuando en mil novecientos cincuenta y cinco Stroessner llega al poder instalando una dictadura de hierro a través del Partido Colorado que dirigía, decidió convertir al país en un campo de concentración. En esos treinta y cinco años de feroz dictadura y brutal represión desaparecieron quinientas personas y murieron más de tres mil quinientas. Sin embargo, los actores internacionales cambiaron: ya no ejercían tanto poder sobre el país Argentina ni Inglaterra. Stroessner decidió cambiar de compradores: había vendido la nación a Brasil y a EEUU.

Una década después del fin de la dictadura, un funcionario encontró en una comisaría de Asunción numerosísimos documentos en donde se recogían los encarcelamientos, las torturas y desapariciones de los paraguayos arrestados y tratados salvajemente por disentir de la dictadura. Una de las "limpias" en las que participó el tirano y que se realizaron junto a otras dictaduras -como la chilena, argentina, uruguaya, boliviana o brasileña-, fue la de la Operación Cóndor. Mediante esta secreta alianza internacional, comandada por EEUU para eliminar agentes subversivos al orden establecido -en otras palabras, puro terrorismo de estado contra rojos-, fueron asesinadas 50.000 personas, otras 30.000 desaparecieron, y 400.000 fueron encarcelados y víctimas de salvajes torturas. Ahí estaba el gran líder Alfredo Stoessner.

Gracias a esos documentos hoy existe este Museo de la Memoria donde se explican detalladamente los sucesos cronológicos de la dictadura, las fotos de aquellos que desaparecieron, o las terroríficas máquinas con las que torturaban a los prisioneros.

Su ubicación no es casual: en ese mismo edificio se practicaron las torturas, y aún hoy se pueden ver las celdas en donde malvivían los presos políticos del Paraguay.


Sin embargo, el museo sigue sin tener ningún tipo de ayuda estatal para difundir el vil legado de la dictadura que, como en Chile o Argentina, se trata de mostrar y difundir a toda la población para que nunca jamás vuelva a suceder.

Triste es, muy triste es, pero como Pinochet, Stroessner murió tranquilo en su casa de Brasilia.

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Tras dejar atrás Paraguay, y tras pasar larguísimas y heladas horas en estaciones de autobús,

o en ciudades como Resistencia, ya en Argentina, a la espera de que los buses nos conectaran con nuestro siguiente destino -llegamos incluso a dormir a plena luz del día en algún banco de algún parque-, casi un día y medio después de salir de Asunción llegamos a Salta, en el noroeste argentino, en donde parece que el país comienza a ser otro...


4 comentarios:

  1. hombreeeeeeeeeeee ya era hora de que escribieras!!!!!!!!!!!!!!todos los dias mirando el blog y sin escribir na de na!!!!!bueno ya puedes ir actualizando noticias...y seguir escribiendo y expresandote tmb como lo haces.bsitos

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  2. Si, Vane, llevaba casi 4 meses sin escribir. A ver si me pongo las pilas ya, jejeje.
    Mil besos y muchas gracias, preciosa.

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  3. Hijo; Creo que todos esperábamos el momento de tu regreso a este tu blog.

    He recordado los momentos vividos en Hernandarias y estoy totalmente de acuerdo contigo, la amabilidad y respeto con que nos han tratado no se da en muchos sitios. Desde aquí quiero agradecer a la familia de Norma el trato hacia ti ya que el mío se los había dado. Al mismo tiempo quiero darles el pésame por el fallecimiento de su Padre. Un hombre encantador, me acuerdo de tomar con el Whiskys Chivas solo con agua y fumar en el Porche de su casa, donde se ponía a ver pasar a las chicas D.E.P.

    Bueno me alegro que hayas contado lo de “Putamarca”, es precioso así como su cerro de los siete colores También lo de mi Salta querida, ya que tengo muchos recuerdos de sus Peñas cantando alegremente su folclore.
    Lo haces tan bien que deberías (debo) hablar con TVE para que cuentes tus vivencias tan espectaculares y enriquecedoras en españoles por el mundo.
    Cuéntanos más cosas por favorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.

    Te quiero Hijo

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  4. Viejo, echaba de menos la exageración de tus idolatrías, jajaja.
    Lo de Putamarca...jajajaja, eso deberías contarlo tú en los comentarios de esa entra de la Quebrada...
    Abrazo fuerte fuerte.

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