Córdoba - Rosario - 420 kms (Total 20.450 kms)
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En Rosario me esperaba la familia de Agustina, mi grande, grandísima amiga de Barcelona. Si su enorme belleza externa se convierte en minúscula comparada con su belleza interna, lo que me transmitió su familia tan solo confirma que la bondad, la inteligencia, el compromiso, el arte, incluso el amor, es lo que emana en cada esquina de esa enorme casa.
Sin embargo, volvimos a coincidir en el pensamiento: "¿será él/ella?. Volvimos a encontarnos con la vista. Expresión de duda, ceño fruncido en actitud interrogante:
- ¿Vos sós Hugo?
- ¿María? ¿La mamá de Agus?.
Abrazos y sonrisas.
Rosario es la "cuna de la bandera", y como tal, su monumento más importante es el que lleva el mismo nombre:
Sin embargo, allí también vive Estefanía -otra de las preciosas hermanas de Agustina, y que junto a Belén, la más grande, terminan de conformar sus vínculos fraternales-. Cuando nos conocimos, ni Estefi ni yo podíamos imaginar lo que pasaría unas semanas después, aunque ya me estoy adelantando bastante en el tiempo y conviene respetar la cronología de lo vivido.
Cuando la conocí, cuando di con ella el primer paseo por Rosario, comenzó a intrigarme muchísimo. Artista iconoclasta en todo el significado de la palabra, pintora de muros callejeros, dominadora de la técnica del "esténcil" o estarcido (consistente en el estampado de dibujos sobre una superficie utilizando un molde realizado, por ejemplo, con chapa), realizadora de talleres, autora de documentales... Aparte de eso, mi interés crecía mientras la conocía por su forma de quedarse ausente en medio de mucha gente. Aunque el cruce de nuestras miradas no durase más de medio segundo por culpa de la tierna y maldita timidez, yo no podía dejar de observarla. Esa forma de partir a su mundo justo cuando la conversación de varias personas invitaba a que todo el mundo participase me cautivaba cada vez más.
Otra de las cosas más sorpresivas de esta niña fue su predisposición a las artes peluqueras. No se bien porqué, pero el echo de llevar diecisiete años con el mismo look, el no tener la necesidad de mantener una imagen para conseguir o mantener un trabajo, y vete a saber qué cosas más, me llevaron a decirle a Estefi:
- Me rapo casi cada dos semanas, pero ¿me lo cortas tú y me haces una cresta? Si no me gusta, me la corto y chau.
Con su sonrisa me dijo:
- Dale.
Y me gustó tanto que dos meses después aquí sigue...
Así, aunque creí que el mundial lo vería en Perú o Ecuador, me ha alegrado mucho verlo en un país donde el fútbol se eleva a la categoría de religión. Si no pude ver una barra en la cancha, al menos he vivido junto a su pueblo la pasión extrema, absolutamente desmedida, con que acá se le da bola al deporte rey.
Otro de los aspectos que quise obervar es lo que sucede en las calles en medio de un partido del seleccionado. Pero, ¿qué iba a pasar? Si no solo jugaba la selección, no solo era el mundial, es que además el equipo lo estaba entrenando el mismísimo D10s, Maradona. Obviamente, en las calles no pasaba nada, nada de nada...
La pareja de María, Babi, lleva años trabajando en las villas miseria de Rosario. Aunque no creo que sea necesario explicarlo, las villas miseria son lo más parecido a las favelas brasileñas, los slum en India, o los poblados de chabolas en España.
El proyecto que Babi supervisa arquitectónicamente está en parte sufragado por la Municipalidad y en parte por el Banco Mundial. No se asusten, mis lectores: así la institución que regula la economía mundial perpetuando la riqueza de unos pocos a costa de la miseria del resto del planeta se garantiza el pago de la deuda externa argentina.
-Te ayudo a cambio de que me pagues lo que yo te impuse en mi carpeta del "debe" y el "haber"- podríamos decir.
Así funciona la democracia primermundista, la misma que crearon los griegos hace venti-cinco siglos a base de esclavos.
La formación de las villas tiene su origen en las migraciones masivas de gente del campo, tanto del propio país como de inmigrantes, hacia la ciudad. Su ausencia total de recursos les llevó a asentarse junto a las vías del tren (en ocasiones absolutamente pegadas a ellas, a menos de un metro) sobre un terreno de propiedad pública en donde las chapas hacen de paredes y los laberínticos pasadizos entre chabolas hacen de cloacas. Cuando uno oberva la forma en la que allí se vive con sus propios ojos, se le cae el mundo encima. Es un lugar donde los niños descalzos enferman sin higiene hasta tener una tasa de mortalidad infantil cercana al 1%. Hablamos de barrios en donde la marginación convive con la violencia, el alcohol, la merca (cocaína) y el paco o pasta base -una mezcla hiperadictiva, baratísima y mortal de múltiples drogas y productos químicos que, al fumarse, aniquila toda la actividad cerebral en menos de seis meses-.
Las villas han permanecido mucho tiempo olvidadas por el miedo a tratar con el peligro que adentrarse en ellas implica. Sin obviar la bondad de tantísima gente que allí vive, la violencia llega al punto en donde el valor de la vida tiene un coste cero, y en donde la "justicia" se lleva por cuenta propia. En una de las que pudimos visitar, pasamos por delante de una casa arrasada por el fuego provocado en venganza por la reciente muerte de un hincha de Rosario Central, asesinato pertrechado por un seguidor de Newell's -los dos equipos cuyos enfrentamientos suponen el derby rosarino-. Ese fue el motivo del crimen, simpatizar por un equipo. Y esa fue la justicia contra toda la familia que allí vivía, quemar su casa.
Para entrar en las villas, sobretodo siendo ajeno incluso a los que allí trabajan, se ha de hacer con sociales (trabajadores de la Muncipalidad), en horas de la mañana, y entre semana. En cualquier otro momento es arriesgarte a algo más que un simple robo de todo lo que lleves.
Incluso en una de las villas que visité, y en donde apenas aún puede verse el trabajo que este proyecto trata de llevar a cabo por el poco tiempo que llevan laburando acá, no solo vinieron con nosotros los trabajadores sociales cumpliendo los requisitos de las horas del día y los días de la semana: dos policías uniformados eran totalmente necesarios como compañía para enseñarme el barrio. Creo que son datos suficientes. Ellos me trasladaron que el único motivo porque no percibí sensación de inseguridad es porque la cana (la 'poli') estaba junto a nosotros.
El proyecto que, junto a María y Noemí pude conocer gracias a Babi, con quien siempre estaré agradecido por dejarme aprender tanto en esos días, consiste en varias fases. En primer lugar se trata de reorganizar la caótica y absolutamente desordenada distribución urbana de las casas y calles para tratar de respetar el trazado ordenado de los barrios colindantes. Sobre el plano se trazan lo que han de ser las futuras calles, y, con infinita paciencia, se les traslada a los afectados por la inminente expropiación que van a ser realojados en casas de nueva construcción en otra villa, ésta ya, previa planificación, creada con el orden urbano que se trata de conseguir y mantener.
Ésta es la idea básica del proyecto: lógica urbanística y saneamiento de la villa. Sin embargo, los problemas nunca dejan de surgir. Hay que tener en cuenta que la creación y destrucción de las casas es un proceso constante, y cuando no sucede que en una calle ya trazada y terminada los habitantes de una casa agrandan el perímetro de ésta hasta invadir la vereda (acera), entonces es por otro lado de la villa donde ésta vuelve a crecer a "su antojo" y se invaden los espacios donde ya se ha trabajado previamente. El caos que las caracteriza es constante. Sus habitantes llegan incluso a ocupar las iglesias porque allí ya tienen techo y así no tienen que hacérselo ellos.
En otro barrio, el de Itatí, también pudimos obervar cómo son los casas de nueva construcción para los expropiados de otras villas. Para poder enseñarme este barrio, Babi tuvo que dejar su moto en casa de un villero que medio conocía a cambio de unos mangos (pesos) para no perderla.
Fuera de esa casa, antes de volvernos, conocimos a dos niñas muy risueñas y tímidas en un principio, pero que cuando se soltaron no pararon de reír junto a nosotros. Aunque Babi y María me trasladaron que tuviera cuidado con hacerles fotos ya que ese método se ha usado en el pasado como paso previo a secuestros "a la carta" en las propias villas, al final decidimos correr el riesgo de pasar algún mal momento en caso de que nos viera algún familiar. En cualquier caso, junto a Babi y la soltura con la que se maneja en estos barrios uno no sentía tampoco estar "bajo riesgo".
Finalmente nuestras nuevas amigas no solo accedieron a posar para la foto,
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María, gracias, millones de gracias, por tratarme tan bien aunque no me dejases fregar los platos. En tu casa me he sentido demasiado cómodo para sentirme un extraño con gente que no conocía. Gracias mil a toda tu familia, a tus hijas, a tu madre por hacer esas comidas tan ricas...¡¡¡GRACIAS!!!
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