martes, 29 de junio de 2010

Rosario. Dos semanas en familia. Villas miseria y el mundial en Argentina.

Nota inicial: Con muchísimo retraso, retomo por fin el blog. Últimamente, y de forma casi inconsciente, me he dedicado más a vivir las experiencias del viaje que a transmitirlas, algo que seguro resulta bastante comprensible en esta situación en donde los días, la gente, y los lugares, se suceden tan rápidamente que uno no puede abarcar todas sus expectativas de sentir y plasmar. Hoy encuentro ese hueco y esa energía, tan necesaria para escribir tantas cosas que me están pasando y que, con el suceder de cada una de ellas, están convirtiendo este SueÑo ReaL en la mejor etapa de mi vida. Pero retrocedamos casi dos meses en el tiempo, justo cuando llegaba a Rosario...

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Córdoba - Rosario - 420 kms (Total 20.450 kms)


Ver Córdoba - Rosario - 420km (Total 20.450km) en un mapa más grande

Tras la buena vibración de Córdoba y sus gentes, me dirigí a una nueva etapa del viaje en esta Argentina que tanto me atrapa.

En Rosario me esperaba la familia de Agustina, mi grande, grandísima amiga de Barcelona. Si su enorme belleza externa se convierte en minúscula comparada con su belleza interna, lo que me transmitió su familia tan solo confirma que la bondad, la inteligencia, el compromiso, el arte, incluso el amor, es lo que emana en cada esquina de esa enorme casa.

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Cuando, tras subir a un taxi en la estación de ómnibus, ya de noche, me dirigí hacia la casa de Agus, el chófer se equivocó y me dejó una cuadra antes de la dirección que habíamos hablado. Con mi mochila a cuestas, miré el número de la calle en que me encontraba medio confundido al no coincidir con el que buscaba. En ese momento, una mujer pasaba junto a mí, absorta ella en sus cosas y perdido yo en los números. Nuestras miradas se cruzaron. Ambos reaccionamos de forma similar: "Yo te conozco pero no puedes ser tú". Así que, inexplicablemente, nuestro mutuo examen, suspendido en primera instancia, quedó en un rápido retorno a la "actividad" anterior.

Sin embargo, volvimos a coincidir en el pensamiento: "¿será él/ella?. Volvimos a encontarnos con la vista. Expresión de duda, ceño fruncido en actitud interrogante:

- ¿Vos sós Hugo?

- ¿María? ¿La mamá de Agus?.

Abrazos y sonrisas.

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Rosario es una ciudad clave en la historia de Argentina. Más allá de su importancia económica por el paso diario de toneladas y toneladas de mercancías en el puerto a orillas del río Paraná, a pesar de ser actualmente la tercera ciudad más poblada del país tras Buenos Aires y Córdoba, aunque empatice con ella por haber tenido en la primera mitad del siglo XX los movimientos anarquistas más importantes de todo el Estado, Rosario lleva su nombre escrito en la Historia porque acá, en el mil ochocientos doce, el General Belgrano enarboló por primera vez la bandera de la nación argentina, consagrando así su independencia.

Rosario es la "cuna de la bandera", y como tal, su monumento más importante es el que lleva el mismo nombre:

Monumento a la Bandera:





Iluminación nocturna. Foto tomada justo el Día de la Bandera, el veinte de junio:


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Los días en Rosario iban a transcurrir bien tranquilos, compartiendo casa y familia con esta gente de la que tanto aprendí y con la que tanto sentí. En ese hogar enorme, pleno de rincones bellísimos,



también me reencontré con Antonela, una de las tres hermanas de Agus que también había visitado Barcelona junto a su pareja, Diego, hace unos años compartiendo con nosotros playas y fiestas.

Sin embargo, allí también vive Estefanía -otra de las preciosas hermanas de Agustina, y que junto a Belén, la más grande, terminan de conformar sus vínculos fraternales-. Cuando nos conocimos, ni Estefi ni yo podíamos imaginar lo que pasaría unas semanas después, aunque ya me estoy adelantando bastante en el tiempo y conviene respetar la cronología de lo vivido.

Cuando la conocí, cuando di con ella el primer paseo por Rosario, comenzó a intrigarme muchísimo. Artista iconoclasta en todo el significado de la palabra, pintora de muros callejeros, dominadora de la técnica del "esténcil" o estarcido (consistente en el estampado de dibujos sobre una superficie utilizando un molde realizado, por ejemplo, con chapa), realizadora de talleres, autora de documentales... Aparte de eso, mi interés crecía mientras la conocía por su forma de quedarse ausente en medio de mucha gente. Aunque el cruce de nuestras miradas no durase más de medio segundo por culpa de la tierna y maldita timidez, yo no podía dejar de observarla. Esa forma de partir a su mundo justo cuando la conversación de varias personas invitaba a que todo el mundo participase me cautivaba cada vez más.

Otra de las cosas más sorpresivas de esta niña fue su predisposición a las artes peluqueras. No se bien porqué, pero el echo de llevar diecisiete años con el mismo look, el no tener la necesidad de mantener una imagen para conseguir o mantener un trabajo, y vete a saber qué cosas más, me llevaron a decirle a Estefi:

- Me rapo casi cada dos semanas, pero ¿me lo cortas tú y me haces una cresta? Si no me gusta, me la corto y chau.

Con su sonrisa me dijo:

- Dale.



Y me gustó tanto que dos meses después aquí sigue...

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También en Rosario recibimos una visita especial. Noemí, una gran amiga de Agus (aunque felizmente ahora también mía), suiza trotamundos con múltiples paradas en Barceloka, paseaba por el continente hasta reencontrarse en Buenos Aires con Chelo, su pareja, otro nómada bohemio "atrapado" los últimos meses en África. Tras varias semanas con la familia de Chelo decidió acercarse a Rosario aprovechando que yo también andaba por aquí.


Fueron unos días, como en verdad todos los de Rosario, cargados de múltiples conversaciones, especialmente con María, sobre Barcelona, loca y adictiva; sobre Agustina, un diamante en bruto a la que se le ruega volver al lecho aunque ella se aferra a su decisión como una tigresa; sobre el machismo, a veces tan aceptado en la inconsciencia; sobre la pobreza y las villas miseria que esos días visitaríamos; sobre Argentina, tan grande y tan usurpada; sobre el mundial que estaba por comenzar y el rosarino Messi...

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Como ya he comentado, cuando allá por marzo comencé el viaje lo último que pensaba era que, en pleno junio, aún seguiría en Argentina. Como este país me ha cautivado del todo, lo último que sentí, lo que nunca he sentido, es angustia o desazón por retrasar mi plan temporal de inicio. De hecho siempre comento esta situación sin parar de sonreir.

Así, aunque creí que el mundial lo vería en Perú o Ecuador, me ha alegrado mucho verlo en un país donde el fútbol se eleva a la categoría de religión. Si no pude ver una barra en la cancha, al menos he vivido junto a su pueblo la pasión extrema, absolutamente desmedida, con que acá se le da bola al deporte rey.



Aunque el primer partido de España lo presencié junto a Noemí, y aunque los suizos nos ganaran injustamente (con la consiguiente mofa que me cayó por todos lados) yo quería ver cómo se vivía un partido de la selección argentina. Los primeros partidos los ganaron con tanta holgura que, atrapados en la irracionalidad del deporte y en el delirio entusiasmado que el fútbol supone, muchos se estaban viendo, anticipadamente, en la final...

Otro de los aspectos que quise obervar es lo que sucede en las calles en medio de un partido del seleccionado. Pero, ¿qué iba a pasar? Si no solo jugaba la selección, no solo era el mundial, es que además el equipo lo estaba entrenando el mismísimo D10s, Maradona. Obviamente, en las calles no pasaba nada, nada de nada...

Av. Pellegrini, arteria importantísima de la ciudad, pocos minutos después de comenzado el encuentro:


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En alguna ocasión también mencioné uno de los grandes motivos por los que decidí dar este paso y realizar el viaje. La posibilidad de encontarme con personas que dedican su tiempo y su esfuerzo a cooperar con los "descastados" de América, con los "sin clase" de este continente víctima de la usurpación y el robo del primer mundo desde el salvaje colonialismo español y hasta la brutal impunidad con la que el expolio continúa hoy en día a través de las multinacionales procedentes del norte, el deseo de tener esta experiencia, esta ansia de aprender de ellos, ha sido, es, y seguirá siendo una de mis metas. Mi interés en este sentido crece tanto con el transcurso de mis vivencias que cada vez dudo menos de que mi futuro va a estar ligado a aquí.

La pareja de María, Babi, lleva años trabajando en las villas miseria de Rosario. Aunque no creo que sea necesario explicarlo, las villas miseria son lo más parecido a las favelas brasileñas, los slum en India, o los poblados de chabolas en España.

El proyecto que Babi supervisa arquitectónicamente está en parte sufragado por la Municipalidad y en parte por el Banco Mundial. No se asusten, mis lectores: así la institución que regula la economía mundial perpetuando la riqueza de unos pocos a costa de la miseria del resto del planeta se garantiza el pago de la deuda externa argentina.

-Te ayudo a cambio de que me pagues lo que yo te impuse en mi carpeta del "debe" y el "haber"- podríamos decir.

Así funciona la democracia primermundista, la misma que crearon los griegos hace venti-cinco siglos a base de esclavos.

La formación de las villas tiene su origen en las migraciones masivas de gente del campo, tanto del propio país como de inmigrantes, hacia la ciudad. Su ausencia total de recursos les llevó a asentarse junto a las vías del tren (en ocasiones absolutamente pegadas a ellas, a menos de un metro) sobre un terreno de propiedad pública en donde las chapas hacen de paredes y los laberínticos pasadizos entre chabolas hacen de cloacas. Cuando uno oberva la forma en la que allí se vive con sus propios ojos, se le cae el mundo encima. Es un lugar donde los niños descalzos enferman sin higiene hasta tener una tasa de mortalidad infantil cercana al 1%. Hablamos de barrios en donde la marginación convive con la violencia, el alcohol, la merca (cocaína) y el paco o pasta base -una mezcla hiperadictiva, baratísima y mortal de múltiples drogas y productos químicos que, al fumarse, aniquila toda la actividad cerebral en menos de seis meses-.

Las villas han permanecido mucho tiempo olvidadas por el miedo a tratar con el peligro que adentrarse en ellas implica. Sin obviar la bondad de tantísima gente que allí vive, la violencia llega al punto en donde el valor de la vida tiene un coste cero, y en donde la "justicia" se lleva por cuenta propia. En una de las que pudimos visitar, pasamos por delante de una casa arrasada por el fuego provocado en venganza por la reciente muerte de un hincha de Rosario Central, asesinato pertrechado por un seguidor de Newell's -los dos equipos cuyos enfrentamientos suponen el derby rosarino-. Ese fue el motivo del crimen, simpatizar por un equipo. Y esa fue la justicia contra toda la familia que allí vivía, quemar su casa.

Para entrar en las villas, sobretodo siendo ajeno incluso a los que allí trabajan, se ha de hacer con sociales (trabajadores de la Muncipalidad), en horas de la mañana, y entre semana. En cualquier otro momento es arriesgarte a algo más que un simple robo de todo lo que lleves.

Incluso en una de las villas que visité, y en donde apenas aún puede verse el trabajo que este proyecto trata de llevar a cabo por el poco tiempo que llevan laburando acá, no solo vinieron con nosotros los trabajadores sociales cumpliendo los requisitos de las horas del día y los días de la semana: dos policías uniformados eran totalmente necesarios como compañía para enseñarme el barrio. Creo que son datos suficientes. Ellos me trasladaron que el único motivo porque no percibí sensación de inseguridad es porque la cana (la 'poli') estaba junto a nosotros.

El proyecto que, junto a María y Noemí pude conocer gracias a Babi, con quien siempre estaré agradecido por dejarme aprender tanto en esos días, consiste en varias fases. En primer lugar se trata de reorganizar la caótica y absolutamente desordenada distribución urbana de las casas y calles para tratar de respetar el trazado ordenado de los barrios colindantes. Sobre el plano se trazan lo que han de ser las futuras calles, y, con infinita paciencia, se les traslada a los afectados por la inminente expropiación que van a ser realojados en casas de nueva construcción en otra villa, ésta ya, previa planificación, creada con el orden urbano que se trata de conseguir y mantener.

Plano de la villa de Molino Blanco (sobre las calles más anchas solo había laberintos de chabolas):



Trazado actual tras años de trabajo:


En una segunda fase, se trata de mejorar el saneamiento y alcantarillado del barrio. Lentamente, los trabajadores van creando fuera de cada casa, en un patio exterior, baños y cocinas con desagüe directo al conducto que se instala en la calle y, por primera vez, bajo tierra.

Ésta es la idea básica del proyecto: lógica urbanística y saneamiento de la villa. Sin embargo, los problemas nunca dejan de surgir. Hay que tener en cuenta que la creación y destrucción de las casas es un proceso constante, y cuando no sucede que en una calle ya trazada y terminada los habitantes de una casa agrandan el perímetro de ésta hasta invadir la vereda (acera), entonces es por otro lado de la villa donde ésta vuelve a crecer a "su antojo" y se invaden los espacios donde ya se ha trabajado previamente. El caos que las caracteriza es constante. Sus habitantes llegan incluso a ocupar las iglesias porque allí ya tienen techo y así no tienen que hacérselo ellos.

En otro barrio, el de Itatí, también pudimos obervar cómo son los casas de nueva construcción para los expropiados de otras villas. Para poder enseñarme este barrio, Babi tuvo que dejar su moto en casa de un villero que medio conocía a cambio de unos mangos (pesos) para no perderla.

Fuera de esa casa, antes de volvernos, conocimos a dos niñas muy risueñas y tímidas en un principio, pero que cuando se soltaron no pararon de reír junto a nosotros. Aunque Babi y María me trasladaron que tuviera cuidado con hacerles fotos ya que ese método se ha usado en el pasado como paso previo a secuestros "a la carta" en las propias villas, al final decidimos correr el riesgo de pasar algún mal momento en caso de que nos viera algún familiar. En cualquier caso, junto a Babi y la soltura con la que se maneja en estos barrios uno no sentía tampoco estar "bajo riesgo".

Finalmente nuestras nuevas amigas no solo accedieron a posar para la foto,


sino que además agarraron mi cámara e hicieron ellas muchas fotos más (no sobra decir que hasta con buen sentido del encuadre).

Noemí, Babi, María y servidor, con las casas del barrio al fondo:


En total fueron hasta cuatro las villas que visité junto a Babi y María (la última, la de La Cerámica, motivó que me quedase un día más en Rosario, afortunadamente) . No se si aquí puedo reflejar todo lo que aprendí, pero por este medio sí que puedo volver a reiterarles lo enormemente agradecido que estoy por dedicarme su tiempo y hacerle aprender tanto a este turista inusual que se mete en las villas con la consiguiente estupefacción de los que allí trabajan.

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En Rosario también tuve la oportunidad de visitar sus parques, como el de Independencia,




y conocer a los amigos de mis nuevos amigos, como Anto -gracias mil por lo compartido, mi niña, tienes un corazón demasiado grande- y Chili:


Tanto Chili como el Negro conviven en la casa de María y su familia. Con éste último, y a pesar de su esguince, nos vimos irremediablemente obligados a agarrarnos una joda terrible en un boliche (pub) de tres plantas. Fue una noche tan divertida como estimulante...


En mi alterada percepción de esa noche, a la vuelta a casa, me hice algunas fotos de locura nocturna callejera,


aunque lo mejor, o por lo menos lo más emotivamente divertido, fue cuando Alonso vino a recibirme al llegar y, al verlo, me entró una morriña enorme de Aday. Alonsito, gracias por hacerme el aguante, ché.


No quiero terminar la entrada sin poner algunas fotos más que terminen de reflejar lo vivido en esta ciudad en la que tanto aprendí. Son estampas callejeras donde la bruma matutina provocada por la cercanía del río me sorprendió en más de una ocasión,


o donde el vendedor de churros ambulante no parece que le vaya bien el negocio ya que es de intuir que él solo termina con lo que vende...


Y, por supuesto, no podía faltar una imagen atrapando el atardecer al costado del lugar más emblemático de la ciudad y el que mi amiga Agustina tanto adora, el Río Paraná:


No sobra tampoco mencionar que, en la ciudad donde nació Ernesto Guevara, no es solo una tímida estatua en un descuidado parque lo que nos hace recordarlo...



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Los dos últimos días en Rosario fueron muy especiales para mí. Tuve la oportunidad de pasar más tiempo junto a Estefi y ganar algo de confianza para poder transmitirle la enorme curiosidad que sentía por ella, y por lo cómodo que me hallaba a su lado. Juntos paseamos, compramos regalos, comimos, tomamos café... Fue una tarde que no quería que finalizase nunca. Me di cuenta de que quería más, mucho más. Sin embargo las circunstancias imposibilitaban que eso que en aquel momento empezaba pudiera continuar. Utópicamente le propuse una invitación: viajar conmigo cuando quisiese, estaba convidada. Lo que ninguno de los dos sabíamos es que dos semanas después los vientos cambiarían y se harían favorables para que ella aceptara la invitación...

Con Estefi, en el galpón (aún sigo abrazado a él), frente a una de sus creaciones urbanas.


Dibujando le hice muchas fotos entre las que destaco esta preciosidad. Me encanta:


Si alguien la quiere visitar, aunque me va a matar por ello, aquí está:


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Agustina, negrita mía, gracias mil por abrirme, desde la distancia europea, las puertas de tu casa. Rosario ha sido donde, hasta ahora, más he aprendido en el viaje. Como también sabes, es donde más he sentido y donde he podido cultivar algo muy lindo. Te quiero mucho, negra.

María, gracias, millones de gracias, por tratarme tan bien aunque no me dejases fregar los platos. En tu casa me he sentido demasiado cómodo para sentirme un extraño con gente que no conocía. Gracias mil a toda tu familia, a tus hijas, a tu madre por hacer esas comidas tan ricas...¡¡¡GRACIAS!!!

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Tras Rosario, otro gran amigo porteño, Leandro, se "acercaba" a Buenos Aires para acudir al setenta cumpleaños de su viejo. Era un gran motivo para volver a la capital teniendo en cuenta que solo estaba a cuatrocientos kilómetros...


6 comentarios:

  1. casi lloro al leer lo de mi flia!!me alegro tantisimo que hayas disfrutado asi en mi ciudad, en mi casa; en la familia de los debates, las mujeres y las ondas...!!te quiero

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  2. Mi niña, negrita, solo repetirte en dos palabras lo que has leído más arriba: MUCHAS GRACIAS. Tienes una familia genial que merece mucho la pena conocer. Yo me sentí, aunque fuese por unos días, parte de esa familia.
    Te quiero mucho.

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  3. que bueno volver a verte !! espero que les haya salidoo bien estube leyendo el correo acerca de boliviaa me encanto hugoo te deseo el mejor de los exitos que la suerte este de tu lado por que el proyecto que realizas es de buen corazonn !!!

    ¨Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad¨

    Albert Einstein
    estas cambiando el mundo

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  4. Neide, niña. Ojalá pudiéramos hacer eso. La verdad es que lo de cambiar el mundo hace tiempo me pareció una utopía irrealizable. Sin embargo, el aprender de cada lugar y, si uno puede y tiene la posibilidad, cooperar un poquito porque alguna de las personas que en este mundo necesitan ayuda viva un poquito mejor, por lo menos algo habremos echo. El mundo se cambia con la política, quitándole poder a las empresas que son las que controlan todo. Eso, desafortunadamente, no lo va a cambiar la voluntad ni la solidaridad.
    Un beso grande y muchas gracias por responder...
    Saludos a tod@s en Hernandaría.
    Mmmmmua

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  5. maria (mcaloger@hotmail.com)31 de enero de 2011, 13:40

    Hugo, estoy haciendo mi tesis sobre vivienda social y quisiera saber en cuáles villas de Rosario estuviste, para asi poder charlar si es alguna de las que yo estoy viendo. Yo no estoy viviendo en Argentina, pero soy de allá, estuve hace un mes ahi, y no pude ir a sacar fotos por las recomendaciones de la gente. Lo cual ahora me arrepiento mucho... Quisiera saber si es posible obtener contacto con este hombre que vos nombras que trabaja con eso, si es posible, obvio.
    Me alegro mucho que te haya gustado Rosario, es una ciudad hermosa!
    Espero que puedas contestarme pronto!

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